Abrí la puerta a esa mujer. Nuestra casa nos quedó chica. Te ocupaste un rato. Qué loco tu asombro por mi rabia. Qué fuera de lugar nuestras ocurrencias.
La llevaste afuera, y cuando llegaste, la busqué por las bolsas de tu pantalón, por tu boca. Estaba en mi recuerdo, fresca como pintura que mancha. No sé dónde está ahora.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar!