Una tarde limpiamos nuestras manos y caras; miramos a donde no estaban los ojos del otro, y vivimos nuestros duelos, yo por mi alegría y mis niños inexistentes, él por sus posibilidades.
Desahucio
Elegimos comprar vendas de colores para taparnos los ojos mientras el dolor de nuestras faltas iba haciendo metástasis fuera de nuestros cuerpos, en la habitación y en la cocina. Cuando todo se llenó de morbo, nos sometimos a una cantidad infame de tratamientos, y nos desahuciamos. Creo que alguna vez tratamos de descansar.
Una tarde limpiamos nuestras manos y caras; miramos a donde no estaban los ojos del otro, y vivimos nuestros duelos, yo por mi alegría y mis niños inexistentes, él por sus posibilidades.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
Una tarde limpiamos nuestras manos y caras; miramos a donde no estaban los ojos del otro, y vivimos nuestros duelos, yo por mi alegría y mis niños inexistentes, él por sus posibilidades.
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Uf! Muy duro, incluso oscuro, no estoy acostumbrada a leerte así. Duele
ResponderEliminarMe halaga que duela. Salió del dolor :)
EliminarSilvia, el otro día visitaste mi blog, y sabía que te había visto pero no recordaba dónde. Ahora te seguiré con más detenimiento.
ResponderEliminarUn beso preciosa
¡Encantada! ¡Un beso!
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