Elegimos comprar vendas de colores para taparnos los ojos mientras el dolor de nuestras faltas iba haciendo metástasis fuera de nuestros cuerpos, en la habitación y en la cocina. Cuando todo se llenó de morbo, nos sometimos a una cantidad infame de tratamientos, y nos desahuciamos. Creo que alguna vez tratamos de descansar.
Una tarde limpiamos nuestras manos y caras; miramos a donde no estaban los ojos del otro, y vivimos nuestros duelos, yo por mi alegría y mis niños inexistentes, él por sus posibilidades.
Por Silvia Parque;
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Uf! Muy duro, incluso oscuro, no estoy acostumbrada a leerte así. Duele
ResponderEliminarMe halaga que duela. Salió del dolor :)
EliminarSilvia, el otro día visitaste mi blog, y sabía que te había visto pero no recordaba dónde. Ahora te seguiré con más detenimiento.
ResponderEliminarUn beso preciosa
¡Encantada! ¡Un beso!
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