Dijo que no sabe qué hace aquí. Cuando regrese, va a ser amable; voy a encontrar la manera de acercarme y casi va a disculparse; pensaremos que se puede, que es cuestión de voluntad. Pero no es cierto. No salimos de rehabilitación. No fuimos una buena combinación, nunca, fuera de la cama. No conseguimos mantener los trastes limpios.
Él cree que el amor es de lo más importante en esto; yo creo que es valioso pero de lo menos importante; se necesitan cosas de las que ya no tenemos. Él explica mis actos entendiéndolo todo; interrumpe, ataca. Huele, como un perro, que no soy digna de respeto. Roba los pedazos de piel que toca; pero todo es mío aunque se lo lleve, y me hago lo que me falta: compañía, para empezar.
Qué cosa, morir tan diariamente. Pegué, lloré, pataleé. Ahora, a lo mejor acabo boca abajo en el suelo, pero existo. Quiero estar en otra vida, lejos del fracaso que ha dicho que somos. Si todo se fuera alegremente y yo fuera libre… cuando estoy sola doy brincos, miro mis cosas, hago muecas que me divierten.
Dice que me quede. Es mi bienvenida al mundo de ahora o nunca [voy a cumplir treinta años]. Decido quedarme quieta; nada de "mírame" o "te necesito". Mañana estaré sonriendo, pero jamás va a volver a encontrarme cuando meta la mano. Tengo un lugar para mí solita, donde él no es importante.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
Ufffff!!!!!!!!!!! Joder Silvia....que intenso...y que...¿desalentador?
ResponderEliminarMe voy un rato a mi lugar también, que estoy hasta las narices de todo.
Muchos besos, guapa
Supongo que intenso, no me queda claro si desalentador, pero supongo que sí. Es un texto de hace tres años, creo que ahora escribo menos dramáticamente.
EliminarMuchos besos, Inma :)
Qué hermoso, y sí, coincido, intenso!
ResponderEliminarBesos!
Gracias, MC.
Eliminar¡Besos!