Y Mark Strand escribió "Poemas del perrazo", traducidos por Aurelio Asiain.
Poema del perrazo no. 2
Ahora que el perrazo que adoré tantos años
no es otro que yo mismo, puedo mirar en mí
y ladrar, ver los montes al final de la calle
y ladrarles también. Soy un ojo a sí mismo
viéndose ver, nariz que rastrea el aroma
de las sombras que caen, oído que recoje
sonidos aún nonatos. Último perdiguero
de platino, un hermoso linaje en mi termino.
Ser el que soy no es cómodo. Vago considerando
todo lo que el destino cancela hasta cegarme
las lágrimas, diciendome: "Ay, Rex, Olvida.
Olvida.
Salieron las estrellas. Va la luna de mármol".
Publicado en el número 241 de la revista Vuelta, en diciembre de 1996, sin acento en la "e" de "diciéndome", y con "j" en "recoge".
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