Era un perrito mendigando de tu mesa; lo habías maleducado.
Entonces llegó una enorme bolsa de Dog Chow.
Comió. Y ya no era un perro, ni había hambre, ni existías.
Un final en tono gris.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
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