Amo a los hombres que me han querido más con la mirada que con las manos, más con las manos que con los besos, y que en esa cuenta incluyen tantos besos como podría haber querido antes del primero.
Los amo, sobre todas las cosas, por haberme dado el gusto de complacer.
Imposible quedarse sino un rato, imposible tratar con mi auto-respuesta que se dispara antes de las preguntas -cualquier pregunta-; pero amando ser complacidos. Tan complacidos.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
Muy bueno! Y muy cierto…ay, los hombres.
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