Te extraño a veces, Principito; como después de oírte... O más bien, a lo que hacías para mí.
Cuánto bien creaste en un par de noches, dos mañanas. Qué difícil no decir: "amor, ven a que te abrace".
Cuánto me derrite no decir.
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Nada: llama cuando quieras.
Ojalá tomaras tu imagen brillante de mi mirada.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México
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