Alguna vez fuiste un recién conocido, y el importante era otro.
Me recuerdo dejando entrar el vacío dulzón de una Coca Cola Light, mientras te iba diciendo:
"Quita tu boca porque mis piernas empiezan a abrirse. Soy como el perro de Tania al que abren la puerta y se queda en el patio, con todo y que ella no le da de comer. A él no lo hice feliz. Me quitó la ubicación y la necesidad, y ahora te hablo como si fueras alguien en esto".
Luego fuiste alguien. Tanto cambian las cosas.
Por Silvia Parque; licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México.
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