Las nueve hijas de la señora Domínguez

La señora Domínguez tuvo nueve hijas: una para cada día de la semana, y dos sobrantes para reposición.

La hija primera se rebeló a convertirse en la señora Domínguez. Eso es lo más destacable de su persona, porque la señora Domínguez se empeñó en el proyecto de replicarse en su primogénita, e hizo falta voluntad para sostener la resistencia. No obstante, las primeras canas de esta hija primera, atrajeron el espíritu de la madre, y pasó lo que tenía que pasar.

Al menos, la hija 1 tuvo un buen matrimonio, con pocas infidelidades por parte del marido, y cuatro hijos que son personas de bien, y dieron nietos en el momento apropiado. Las hijas 2, 3 y 4, no corrieron con tal suerte. A la hija 2, el hombre le salió malo. Parecía un buen partido, y la señora Domínguez lo hizo saber a todo el que se dejaba enterar: un abogado hijo de abogados, más guapo que la muchacha, que no era fea. Pero antes del primer año de matrimonio, ya se decía y se veía de todo en esa casa, y nada bueno. Muy infeliz fue la pobre número 2; tanto como la número 3, que también se casó con una fichita, pero al menos a sabiendas; de novios, una vez discutieron en el auto, y la dejó en la carretera. Con esos ejemplos, la número 3 no quiso dejarse de nadie, y se deshizo de cada hombre con el que se emparejó, no sin antes embarazarse de cada uno de ellos: cinco criaturas trajo al mundo. (Las hijas 2 y 3 solo tuvieron un niño cada una.)

La hija 5 se echó a perder. Decía que no se encontraba, y le fueron perdiendo la pista, a pesar de las largas conversaciones sobre ella, en las sobremesas. Para eso estaba la hija 9, pero nunca ocupó el puesto de su hermana como debía: siempre le salía la idiosincrasia por algún lado.

La hija 6, a ojos de todo el mundo, no era hija carnal de la señora Domínguez. En principio, se sabe que a la señora Domínguez nunca se le notó la panza de ese supuesto embarazo; además, la hija 6 le gustaba mucho más que las otras: como gusta lo ajeno. Y es que era una niña muy bonita y fue una mujer muy linda; muy simpática también, muy lista para la escuela... siempre estaba rodeada de personas, y no le faltaron pretendientes. Habría podido hacer un bonito matrimonio, pero escogió a un joven venido a más, casado, para disgusto de su mamá. La esposa estaba embarazada del tipo mientras firmaba los papeles del divorcio; pero con todo y todo, la número 6 tuvo una boda encantadora. Las cosas habrían podido ir bien, pero la ex esposa consiguió una pensión alimenticia del 60% de todo el ingreso del joven que fue yéndose a menos. Cuando la pobreza entró por la puerta, el amor fue saliendo por todos lados.

La hija 7 era una mentirosa compulsiva, muy maquillada estilo histérico. La señora Domínguez decía, cuando hablaba de ella: "no está bonita, ¿pero qué tal de guapa? Si las otras supieran sacarse partido así, otro gallo les cantaría..." Se inventó una vida, estudió una carrera, y consiguió un amante viejo que se la llevó a otro país. Al final fue el orgullo de la familia.

De la hija 8 habría poco que decir, porque se acabó a los 15 añitos; pero su caso no tiene desperdicio. Era la Domínguez más bonita -más que la 6-; también era realmente inteligente: un "diamante en bruto", decían los maestros de secundaria. Pero nunca fue del gusto de su mamá: "demasiado despierta", decía ella; "me va a dar un disgusto", profetizaba. Y dio muchos. El golpe final fue ahorcarse con una bata de la señora Domínguez, en la sala.


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