La casa


En verano, el techo de lámina provoca mucho calor. Si llueve, la humedad trasmina por las paredes y crece el salitre. En invierno hay días con más frío adentro que afuera. Ana siempre se sintió desgraciada en esa casa, que olía a encerrado y a fritanga aunque se abriera la puerta de enfrente toda la tarde.

Se va, por fin. Había vivido con una tía hasta que la señora murió y los primos la hicieron regresar con su mamá, como para que se reencontraran, pero más bien para correrla. Qué horrible había sido amontonarse con dos hermanas y cuatro hermanos a los que apenas conocía. Pero juntó dinero y ahora podía irse.

Por: Silvia Parque

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