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De Peter Weiss

Sí,
los cadáveres yacían superpuestos
cerca de la puerta y de las columnas
de manera que los recién nacidos,
los niños y los enfermos
quedaban debajo;
encima las mujeres
y en lo más alto los hombres más fuertes.
Esto se explica así:
todos se pisoteaban mutuamente
y trepaban unos sobre otros,
porque el gas se extendía al principio
sobre todo por el suelo.
Los cuerpos estaban agarrados entre sí.
La piel estaba desgarrada.
Muchos sangraban por la nariz y la boca.
Los rostros estaban hinchados
y manchados.
Los montones humanos estaban embadurnados
con vómitos,
con excrementos, orines y sangre de menstruación.
El comando de evacuación entraba con mangas de riego
y lavaba los cadáveres.
Entonces los arrastraban a los montacargas
y les subían a los crematorios.

La indignación. Oratorio de Auschwitz